“Los 7 días más largos de Julia”
El llanto de la pequeña Jackita
también despertó a su padre, quien entre despierto y dormido solo alcanzó a
preguntar ¿Qué le ocurre a la bebé? A lo que Julia respondió que está con
temperatura alta. En ese instante el miedo se apoderó de la angustiada madre,
debido a que los medios de comunicación informaron sobre los primeros casos de
coronavirus, los síntomas eran tan evidentes que el primer presentimiento fue
que ella estaba contagiada. Julia no le dijo nada a nadie y solo esperaba a que
amaneciera para llevarla a una clínica privada, donde no la quisieron atender
por tener las mismas sospechas de estar infectada.
La otra opción fue llevarla al
hospital público, ahí la atendieron, la revisaron y la dejaron esperando. El
padre de la menor no pudo entrar, él solo observaba la preocupación en las
caras de los doctores y eso lo ponía peor. Después de 1 hora los médicos
dispusieron hacerle unos exámenes y
radiografías a los pulmones de Jackie, Julia sabía que algo andaba mal. Apenas
les llevó los resultados a los doctores, ellos le dijeron que la niña no podía
salir del hospital, la madre confundida pedía explicaciones, no quería que su
hija se quedara en el lugar donde el virus estaba tan presente, existían
alrededor de 15 infectados.
Le dijeron que tiene una neumonía
agravada y que debe tratarse de inmediato, que las probabilidades de que la
menor este contagiada eran altas debido a sus síntomas. Las lágrimas en sus ojos
no pudieron resistir más, su cabeza solo se imaginaba lo peor. Llamó a su
esposo y le informó lo que estaba pasando, él tuvo la misma reacción que su mujer.
Le pidió que fuera a casa y trajera
ropa, juguetes y cosas para la niña.
Subió al cuarto piso, tomaron todos
los datos de la niña y empezó la peor pesadilla que era verla llorar, le
sacaban muestras de sangre y le pusieron una vía para suministrar el
medicamento. Durante todo el tiempo la mantuvieron alejada de ella. Sintió
insensibilidad por parte de ellos, no le permitieron que la consolase en ningún
momento. Pasaron varios minutos y la devolvieron, la bebé vio a su madre, en
ese momento lloró y gritó. - mamá, mamá, sus ojitos estaban hinchados por haber
llorado incontrolablemente. Ahí recordó que desde que nació jamás había escuchado llorar a su hija de esa
manera, pues Julia siempre acudía a sus llamados. No podía explicar cómo se
sentía, su corazón estaba destrozado.
Una vez que les dieron una
habitación, llegaron varios médicos a analizar los exámenes que le habían
hecho, no querían tocarla, la veían como una amenaza.
El esposo de Julia llegó con todas
las cosas y solo lo dejaron estar 5 minutos, ese tiempo lo aprovechó para
abrazar a su hija y dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, lo que estaba
ocurriendo era algo inimaginable, estaba obligado alejarse de su hija y por
primera vez no dormir con ella.
Julia no durmió ni una sola hora, estaba
con su hija en brazos sentada en una silla, la pequeña se sentía irritada y
quería que mamá la mantenga cerca.
Al día siguiente, volvieron los
doctores la observaron y le pidieron a Julia autorización para hacerle la prueba
de Covid-19 a su hija, su mirada cambió por completo, los quedó viendo
fijamente y les dijo que si no era suficiente todas las explicaciones que les
había dado, jamás tuvo contacto con nadie que estuviese infectado, apenas
empezó la cuarentena, dejaron de salir y se aislaron por completo. No había
razones para que ella estuviese contagiada, claro en un principio hasta su
madre llegó a pensar en esa posibilidad, pero analizando toda la noche el tema
se dio cuenta que eso no era posible, pero los doctores querían seguir el
protocolo del hospital.
Ante la insistencia de los padres,
a los médicos no les quedó otra alternativa que atenderla y suministrarle medicamentos
para combatir la neumonía que había sido pronosticada. Cada 8 horas los doctores la revisaban y observaban si las
cosas iban mejorando.
Ante la insistencia de los padres,
a los médicos no les quedó otra alternativa que atenderla y suministrarle medicamentos
para combatir la neumonía que había sido pronosticada. Cada 8 horas los doctores la revisaban y observaban si las
cosas iban mejorando.
Durante el 28 marzo al 03 de abril,
Dios puso a prueba la fortaleza y el amor de una madre que logró vencer la
adversidad causada por el malestar de su hija. Es algo que les duele más a las
madres que a los mismos hijos.


Comentarios
Publicar un comentario