“Los 7 días más largos de Julia”


La madrugada del 30 de marzo (03:30) fue una eternidad para Julia. Su bebé de 6 meses lloraba sin consuelo. Entre sueños se levantó e inmediatamente encendió la luz de su habitación, tomó a su bebé entre brazos para calmarla, le cantó, la arrulló, pero nada era suficiente para tranquilizarla. Su respiración estaba muy lenta, se notaba en los sonidos que emitía su nariz.

El llanto de la pequeña Jackita también despertó a su padre, quien entre despierto y dormido solo alcanzó a preguntar ¿Qué le ocurre a la bebé? A lo que Julia respondió que está con temperatura alta. En ese instante el miedo se apoderó de la angustiada madre, debido a que los medios de comunicación informaron sobre los primeros casos de coronavirus, los síntomas eran tan evidentes que el primer presentimiento fue que ella estaba contagiada. Julia no le dijo nada a nadie y solo esperaba a que amaneciera para llevarla a una clínica privada, donde no la quisieron atender por tener las mismas sospechas de estar infectada.

La otra opción fue llevarla al hospital público, ahí la atendieron, la revisaron y la dejaron esperando. El padre de la menor no pudo entrar, él solo observaba la preocupación en las caras de los doctores y eso lo ponía peor. Después de 1 hora los médicos dispusieron  hacerle unos exámenes y radiografías a los pulmones de Jackie, Julia sabía que algo andaba mal. Apenas les llevó los resultados a los doctores, ellos le dijeron que la niña no podía salir del hospital, la madre confundida pedía explicaciones, no quería que su hija se quedara en el lugar donde el virus estaba tan presente, existían alrededor de 15 infectados.

Le dijeron que tiene una neumonía agravada y que debe tratarse de inmediato, que las probabilidades de que la menor este contagiada eran altas debido a sus síntomas. Las lágrimas en sus ojos no pudieron resistir más, su cabeza solo se imaginaba lo peor. Llamó a su esposo y le informó lo que estaba pasando, él tuvo la misma reacción que su mujer. Le pidió que fuera a casa y  trajera ropa, juguetes y cosas para la niña.

Subió al cuarto piso, tomaron todos los datos de la niña y empezó la peor pesadilla que era verla llorar, le sacaban muestras de sangre y le pusieron una vía para suministrar el medicamento. Durante todo el tiempo la mantuvieron alejada de ella. Sintió insensibilidad por parte de ellos, no le permitieron que la consolase en ningún momento. Pasaron varios minutos y la devolvieron, la bebé vio a su madre, en ese momento lloró y gritó. - mamá, mamá, sus ojitos estaban hinchados por haber llorado incontrolablemente. Ahí recordó que desde que nació jamás  había escuchado llorar a su hija de esa manera, pues Julia siempre acudía a sus llamados. No podía explicar cómo se sentía, su corazón estaba destrozado.

Una vez que les dieron una habitación, llegaron varios médicos a analizar los exámenes que le habían hecho, no querían tocarla, la veían como una amenaza.

El esposo de Julia llegó con todas las cosas y solo lo dejaron estar 5 minutos, ese tiempo lo aprovechó para abrazar a su hija y dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, lo que estaba ocurriendo era algo inimaginable, estaba obligado alejarse de su hija y por primera vez no dormir con ella.

Julia no durmió ni una sola hora, estaba con su hija en brazos sentada en una silla, la pequeña se sentía irritada y quería que mamá la mantenga cerca.

Al día siguiente, volvieron los doctores la observaron y le pidieron a Julia autorización para hacerle la prueba de Covid-19 a su hija, su mirada cambió por completo, los quedó viendo fijamente y les dijo que si no era suficiente todas las explicaciones que les había dado, jamás tuvo contacto con nadie que estuviese infectado, apenas empezó la cuarentena, dejaron de salir y se aislaron por completo. No había razones para que ella estuviese contagiada, claro en un principio hasta su madre llegó a pensar en esa posibilidad, pero analizando toda la noche el tema se dio cuenta que eso no era posible, pero los doctores querían seguir el protocolo del hospital.

Ante la insistencia de los padres, a los médicos no les quedó otra alternativa  que atenderla y suministrarle medicamentos para combatir la neumonía que había sido pronosticada. Cada 8 horas  los doctores la revisaban y observaban si las cosas iban mejorando.

Ante la insistencia de los padres, a los médicos no les quedó otra alternativa  que atenderla y suministrarle medicamentos para combatir la neumonía que había sido pronosticada. Cada 8 horas  los doctores la revisaban y observaban si las cosas iban mejorando.

Durante el 28 marzo al 03 de abril, Dios puso a prueba la fortaleza y el amor de una madre que logró vencer la adversidad causada por el malestar de su hija. Es algo que les duele más a las madres que a los mismos hijos.


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